Preocupados ya por un eventual traslado a precios y sin saber todavía el momento en que el Banco Central dejará de perder reservas, en el Gobierno rescatan al menos haber calibrado bien la magnitud y los alcances de esta tormenta cambiaria.
Fue un acierto, dicen, haber sometido el acuerdo con el FMI a la aprobación de un DNU, no de una ley.
“¿Te imaginás lo que sería la volatilidad con una discusión parlamentaria más larga y la oposición cascoteando?”, decía anteayer un funcionario que trabajó en la estrategia, que en la Casa Rosada atribuyen a María Ibarzábal, secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo y cercana a Santiago Caputo y a Guillermo Francos..